Soy humano, busco culpables y quizás, el responsable sea yo

Pequeña reflexión semántica acerca de la gráfica de las Jornadas de la Noviolencia.

Las sombras son zonas de oscuridad que proyectan los objetos al interrumpir la trayectoria de la luz. La sombra, por lo tanto, se genera gracias la luz … y por la actitud del objeto frente a esta. Las sombras no nacen de la nada, porque son precisamente eso, nada.

Los humanos tendemos instintivamente a culpabilizar de nuestras desgracias y de las injusticias que nos invaden, a diversos y variados agentes externos: la maldita pata de la mesilla de noche que nos machaca los dedos mas inútiles de nuestros desnudos pies una de esas noches noctámbulas (perdón por la falta de comas, pero me gusta así), la señora policía que me abre la cabeza a las doce de la mañana, el amable banquero que me asfixia numéricamente, el estado que me oprime y me deprime, el perro del vecino del quinto que se come mi felpudo, el patito feo que me ha quitado la patita, el señor dios todopoderoso (sea cual sea) que dirige fuera aparte del libre albedrío nuestros destinos, los desalmados que despiezan humanos en guerras no declaradas … y el equipo de fútbol de su bajestad que nos cuela cinco goles*.

¿Y si yo he sido quien a colocado la mesilla en medio de la sala?¿Y si soy yo quien colabora, mirando hacia otro lado, con la fábrica de armas que está a 10 kilometros de mi casa y da trabajo malamente remunerado a mi sobrina?¿Y si eres tú quien…?¿Y si somos nosotros quienes …?

La estrategia de desobedecer y actuar noviolentamente de manera pública y manifiesta ante cualquier hecho injusto, es tomar partido a favor del ser humano. Se trata de negar abiertamente nuestra colaboración, de asumir nuestra responsabilidad en los procesos lumínicos generadores de injusticia y actuar frente a ellos, asumiendo nuestro papel protagonista y asumiendo las posibles consecuencias hasta donde nos permitan nuestros miedos. El humor y el conocimiento ayudan, y mucho, a desplazar las fronteras del miedo unos metros mas para allá.

En la penumbra, las sombras crecen, se monstruizan, nos asustan, pero un ligero giro inteligente, un leve movimiento, bastan para que menguen, se humanicen y nos diviertan en teatrillos callejeros de sombras chinescas en cualquier cantón … de Manila.

No es grande, está cerca. No es pequeña, está lejos.

* Lo de los cinco goles no creo que sea nuestra responsabilidad. Espero.